BATALLA DE PENSACOLA. Del 9 de Marzo al 8 de Mayo de 1781

En el difícil siglo XVIII español, las fronteras estaban demasiado sobreexpandidas. La batalla de Pensacola fue el último esfuerzo español por reconquistar las Floridas de manos de los ingleses.

“El que tenga honor y valor que me siga”

La guerra anglo-española de 1779-1783, parte de la guerra de Independencia de los Estados Unidos, fue el conflicto entre España y Gran Bretaña por la intervención española a favor de los Estados Unidos.

La intervención española en la Guerra de la Independencia norteamericana fue decisiva para la emancipación de las 13 colonias alzadas, aunque a la luz de los posteriores comportamientos de esta nación para con la nuestra, pudiera ser que hubieran sido asaltados por un extraño episodio de amnesia, pues su conducta para con una nación, la española, cuyo apoyo en su alumbramiento a la historia fue crucial, no ha hecho nunca honor a la palabra agradecimiento.

¿Y que se les perdió a los españoles en dicho conflicto? Inicialmente España era neutral, pero estaba reciente la Guerra de los Siete Años por la que España había cedido la Florida a los británicos a cambio de la devolución de la Habana y Manila.

España, aliada con Francia a través de los Pactos de Familia, vio la Revolución de las Trece Colonias como una oportunidad para debilitar al Imperio británico, que le había causado pérdidas importantes durante la guerra de los Siete Años. España comenzó a participar en el conflicto a partir de 1776 con la financiación, junto con Francia, de Roderigue Hortalez y Cía. (compañía creada para proporcionar suministros militares a los rebeldes).​ El recién nombrado secretario de Estado de Carlos III, el conde de Floridablanca, escribió en marzo de 1777: «el destino de los intereses de las colonias nos importa mucho, y vamos a hacer por ellos todo lo que las circunstancias lo permitan».

Bernardo de Gálvez era por aquel entonces el gobernador de Luisiana (que a su vez había sido cedida en la anterior guerra por los franceses, ya que no la podían mantener). En cuanto tuvo noticias de la ruptura de la paz, puso en marcha a las tropas.

Bernardo de Gálvez

Su ejército aumentó a siete mil hombres, lo que, para la época, era considerable. Dicho ejército se componía de soldados blancos, negros, cobrizos y mestizos.
Los defensores británicos contaban con unos dos mil defensores, de ellos mil trescientos soldados, trescientos marineros y trescientos negros. Tenían además dos fragatas, una de treinta y seis cañones y otra menor.
Gálvez acudió entonces a La Habana a solicitar barcos y tripulación para la batalla. No logró que la campaña avanzase ante la reticencia de los mandos de Cuba hasta la llegada de España de Francisco de Saavedra en enero de 1781, encargado por la corte de acelerar los preparativos y poner definitivamente en marcha el asalto a la plaza británica.​ La nueva escuadra, con mil quinientos soldados, partió finalmente de La Habana el 28 de febrero.

Detallado plano de la bahía de Pensacola

Izó la bandera de almirante y entró solo en la bahía para dar ejemplo a los demás barcos

El 9 de marzo la flota arribó junto a la isla de Santa Rosa, que cierra por el sur la bahía de Pansacola. Al día siguiente, se apresaron siete británicos que custodiaban los dos cañones que defendían la posición, que los españoles creían más fuerte.
Por lo peligroso de la misión, el jefe de la escuadra española, José Calvo Irazábal, como responsable de la seguridad de la flota, se negó a ordenar que sus barcos entraran en la bahía (bien defendida por navíos británicos) aunque ya se habían adueñado de la isla de Santa Rosa, había encallado el navío San Ramón en la primera barra del acceso a la bahía.​ Bernardo de Gálvez se embarcó entonces en el bergantín Galveston, izó la bandera de almirante y entró solo en la bahía para dar ejemplo a los demás barcos.​ Ante la imposibilidad de obligar a la marina a penetrar en la bahía para trasladar a las tropas a tierra firme, pues esta creía que la profundidad de la barra entre la isla y esta era insuficiente, Gálvez había decidido hacerlo por su cuenta con los escasos barcos que habían llegado de Nueva Orleans, dejando en evidencia la renuencia de los mandos de la Armada.​ Pronuncio entonces: “El que tenga honor y valor que me siga”.
Por fin el grueso de la escuadra, que llevaba a la mayoría de las tropas, penetró también a primeras horas de la tarde del día 19. Los disparos de la batería de Barrancas Coloradas británicas, situada frente a la isla de Santa Rosa, no causaron daños a la flota.

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Tras entrar en la bahía, todo dependía en adelante de las fuerzas terrestres comandadas por José de Ezpeleta. Este tenía órdenes de tomar los tres fuertes que defendían Pensacola, y así actuó en consecuencia. El de la «Media Luna», el del «Sombrero» y el del «Rey Jorge», cayeron como piezas de dominó. Una estrategia de avalancha sin concesiones, trituró a los sorprendidos ingleses que se las prometían felices tras una larga y cómoda estancia. Ezpeleta y Galvez, les devolvieron a la realidad.

Granaderos españoles y el batallón de La Habana entran en Fort George

A finales de abril los sitiadores comenzaron a erigir baterías para castigar el reducto de la Reina antes de atacar el fuerte.​ El 4 de mayo, los británicos enviaron un contingente a rodear y destruir el nuevo reducto español, construido para proteger las baterías.​ Desprevenidos los españoles, los británicos lograron su objetivo, destruyeron algunos cañones y dos de los reductos que protegían las baterías españolas.​ El día 8 se produjo una gran explosión en el reducto de la Reina, debido al impacto de un obús de los sitiadores, que les permitió a estos tomarlo.​ Esa misma tarde comenzaron las conversaciones para la capitulación de los británicos sorprendidos por el imparable avance español, que concluyeron el mismo día.​ El 10 de mayo tuvo lugar la ceremonia de rendición.

El rey de España, Carlos III, otorgó a Bernardo de Gálvez los títulos de vizconde de Gálveston y conde de Gálvez, y a José Solano y Bote el título de marqués del Socorro por su actuación en la batalla de Pensacola. Asimismo, el ayudante de campo de Gálvez, Francisco Miranda (el futuro precursor de la independencia americana), más tarde será nombrado teniente coronel por su actuación en esta acción.

Poco tiempo después, Gálvez se apoderó de la isla Nueva Providencia en las Bahamas, abortando el último plan británico de resistencia, con lo que mantuvo el dominio español sobre el Caribe y aceleró el triunfo de las armas norteamericanas. Siendo Jamaica el último reducto inglés de importancia en el Caribe, Gálvez se dispuso a organizar un desembarco sobre la isla y sumarla a los territorios bajo soberanía española, pero en mitad de los preparativos le sorprendió el fin de la guerra.

Los recién formados Estados Unidos no tardarían en olvidar la ayuda extranjera, pero eso es otra historia…

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FRANCISCO HERNÁNDEZ VARGAS

Almeriense de raíces granadinas, soy diplomado en turismo con especialización en equipos de venta y marketing además de un amante de la historia.

Revenue Manager de profesión, soy autor y director de la web batallasdehispania.com. He especializado mi trabajo de divulgación histórica española mediante charlas y a través de diversos medios de comunicación con la intención de darla a conocer de una forma accesible y entretenida.

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